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Tardes de invierno,
tardes de café color vena herida

que sangraba palabras
o besos.


Palabras como animales bajo la lluvia

trotando,
o besos crecidos de un agua lejana y sola.


Y el sol no estaba
y la luz de aquel invierno éramos nosotros,
o nosotros éramos la sangre

caída del sol.